En el exterior de la central eléctrica de gas natural de Sand Hill, cerca de Austin, los trabajadores han instalado un cortavientos por si vuelve a caer una gran tormenta invernal.
La resistente envoltura de plástico retráctil está tensada sobre los andamios de la parte inferior de la planta, diseñada para impedir que el viento frÃo la atraviese y congele las tuberÃas internas
"TodavÃa no nos ha fallado ninguno de estos muros", afirma el director de la planta, Matt Kuffler.
Detrás del muro, las tuberÃas están aisladas con "traceado térmico", que son básicamente mantas térmicas de alta tecnologÃa que también ayudan a evitar la congelación.
Según Kuffler, estas precauciones permitieron que Sand Hill siguiera funcionando durante la tormenta invernal Uri, que azotó Texas en febrero de 2021.
Pero muchas plantas de gas de Texas, algunas sin estas protecciones, se congelaron y dejaron de funcionar.
Esa averÃa invernal de la red dejó a millones de tejanos sin electricidad durante dÃas. Según las autoridades estatales, murieron casi 250 personas, aunque algunos analistas creen que el número real de vÃctimas fue mucho mayor.
Kuffler explica que, después de aquella tragedia, los responsables de las empresas eléctricas de otros estados consideraron que los problemas energéticos de Texas eran un caso atÃpico, exclusivo de este estado. Recuerda a sus colegas de otros estados expresando sus condolencias en conferencias durante el año siguiente.
Entonces, el invierno pasado, otra gran tormenta invernal, Elliott, puso las redes eléctricas al borde del abismo desde el Medio Oeste hasta el Nordeste.
"Otras empresas de fuera de Texas tuvieron, quizá no el mismo grado de problemas, pero sà muchÃsimos", afirma. En la siguiente conferencia a la que asistió "en vez de aire de simpatÃa, se sentÃa aire de camaraderÃa".
El riesgo de apagones este invierno es mayor que antes
La vulnerabilidad de las redes eléctricas de toda Norteamérica es algo sobre lo que la North American Electric Reliability Corporation, o NERC, ha venido advirtiendo en evaluaciones energéticas durante las últimas semanas.
Un informe, , destaca los retos a largo plazo que plantea el mantenimiento de la fiabilidad de la red. Otra evaluación de noviembre subraya los retos que pueden plantear las grandes tormentas invernales en los próximos meses.
, NERC, un grupo industrial sin fines de lucro encargado de crear normas de fiabilidad, informaba de que cerca de dos tercios de EE.UU. y Canadá corren el riesgo de sufrir escasez de energÃa este invierno si les azota una gran tormenta. Y el tiempo para reducir ese riesgo se está acabando.
John Moura, director de evaluación de fiabilidad de NERC, afirmó que el riesgo de apagones este invierno es mayor que nunca.
"Estamos viendo cómo el riesgo se extiende a zonas más amplias", afirma Moura. "Más personas [se están] viendo afectadas por el endurecimiento de las reservas que vemos en el futuro".

Las razones del elevado riesgo invernal de este año varÃan en todo el paÃs.
En los estados del sur, como Texas, las centrales eléctricas, las lÃneas de transmisión y los sistemas de distribución de gas están diseñados para soportar el calor del verano, no el frÃo del invierno. En los estados de Nueva Inglaterra, el NERC ha señalado como motivo de preocupación la limitada capacidad de los gasoductos de gas natural y las escasas existencias de combustible lÃquido.
Pero el panorama general es similar en todas partes: la red eléctrica está cambiando. Está obteniendo más electricidad del gas natural, la energÃa solar y la eólica, fuentes que no siempre funcionan bien en las tormentas invernales. Mientras tanto, la demanda de electricidad aumenta, extrayendo más energÃa de unas reservas que a menudo se reducen. Si a esto le añadimos unas tormentas invernales cada vez más frecuentes provocadas por el cambio climático, los expertos dicen que tenemos una receta para cortes de electricidad.
"Estamos entre la espada y la pared, o entre la espada y la pared", afirma Alison Silverstein, consultora energética y ex funcionaria de la Comisión Federal Reguladora de la EnergÃa.
Según Silverstein, invernar las centrales eléctricas es una tarea fácil. Pero las mejoras a largo plazo, como el aumento de la capacidad de transporte de electricidad y gasoductos, requerirán mucho más tiempo y dinero.
Por eso, según ella, los gestores de la red deberÃan centrarse más en fomentar la eficiencia energética y reducir la demanda de energÃa.
"Este no es un problema que se pueda retrasar más", dijo Silverstein. "La única manera de salir de él de forma responsable y rápida es mediante cantidades masivas de eficiencia energética, porque no podemos construir nuestra salida de esto lo suficientemente rápido".
El gas natural y los sistemas eléctricos contribuyen a la crisis energética
Los reguladores federales y los crÃticos también reclaman una del sector del gas natural.
"Lo que realmente hemos descubierto es que estos dos sistemas son ahora uno", dijo Moura de NERC. "Dependemos de que el sistema de gas sea tan fiable como el eléctrico".
Durante las dos últimas grandes tormentas invernales, los analistas señalaron que las deficientes normas de fiabilidad en tiempo frÃo de los gasoductos y un mercado del gas poco regulado crearon un suministro insuficiente de combustible a las centrales eléctricas, lo que agravó la crisis energética.
"Un ejemplo muy tonto es que ", dijo Moura. "Cuando te viene una ola de frÃo muy grande de la nada, y a lo mejor el lunes es festivo, y no puedes situar tus unidades de gas porque no hay nadie a quien llamar el fin de semana".
De vuelta en la planta de gas de Sand Hill, Kuffler dice que está haciendo lo que puede para estar preparado para la próxima gran tormenta.
"Sólo porque haya ocurrido en los últimos dos años, no significa que no vaya a ocurrir de nuevo, no significa que no vaya a ser peor", dijo. "Y tenemos que estar preparados para hacerle frente".
Pero los grandes cambios estructurales del sistema energético, desde el aumento de la fiabilidad del sistema de gas hasta las reformas del mercado de la energÃa, requieren tiempo, dinero y voluntad polÃtica.
Todo un reto, sobre todo en estados como Texas, donde la industria energética tiene el peso polÃtico y financiero necesario para oponerse a una mayor regulación y supervisión.
Traducido por Maria Arce